Profeta

A menudo en mi vida se dan ciertas extrañas coincidencias, y como no tengo dinero para contratar a Bernard y Vivian Jaffe (Dustin Hoffman e Isabelle Huppert en I Heart Huckabees o “Extrañas Coincidencias”) para que las investiguen, me limito a expresarlas aquí a ver que opina el publico. Se trata de Kahlil Gibran, un tío al que llaman “El Profeta”, y que escribe cosas que la verdad es que me dan miedo tanto si las considero como verdaderas como si las considero meras majaderías. He leído esto: “El asesinado no es un extraño a su propio asesinato. Y el robado no es inculpable por haber sido robado. El justo no es inocente de los actos del perverso. Y el que tiene las manos limpias no es ajeno a los hechos del villano. Sí, el culpable es frecuentemente víctima del ofendido. Y aún con mayor asiduidad es el condenado quien soporta la culpa del inocente y del puro. No es posible separar al justo del injusto y al bueno del malo. Porque se alzan al unísono ante la faz del sol, así como el hilo negro y el hilo blanco se tejen unidos. Y si alguno de vosotros castigase en nombre de la rectitud y pusiese el hacha junto al árbol del mal, hacedle que lo mire bien hasta las mismas raíces. Y en verdad es que encontrará las raíces del bien y del mal, de lo fértil y lo estéril, entrelazadas en el corazón silencioso de la tierra Y juzgad vosotros quién en realidad es el justo. Y lo mismo que una sola hoja no amarillea si no es con el consentimiento silencioso de todo el árbol, así el perverso no puede causar daño sin el deseo oculto de todos vosotros. Sois la senda y los caminantes”. Hace muchos años escribí algo acerca de esto en la revista del instituto, porque siempre me ha resultado curioso como la gente salva su propio culo siempre que hace afirmaciones generales en tercera persona del tipo “La sociedad es injusta” o “Los niños son crueles”. Y una misma mierda, si la sociedad es injusta y nosotros nos hemos dejado llevar por ella, nosotros también participamos de esa injusticia; y si los niños son crueles, es porque lo han visto de sus mayores, así que ya basta de echarle la culpa a los demás, vamos a empezar a cuestionarnos la verdadera raíz de nuestros problemas