27/4/07

Cayuco

Cayuco en las costas de Tenerife, esta es la imagen por la que la fotógrafa Desireé Martín ha sido galardonada en la categoría de Periodismo Gráfico de los premios Ortega y Gasset. La verdad es que no tiene desperdicio. A mi me encanta.

25/4/07

Historia

El otro dia, un profesor hablaba de Gracilazo de la Vega, y de cómo murio en una gratuita y absura accion belica, añadiendo el comentario, “como todas”. En parte tiene razon, pero choca con otro sentimiento que late en mi, y que debo en su mayoria a la lectura de las obras de Arturo Perez Reverte. Lo importante del caso es que ambos hicieron referencia a una historia, la de Hernán Pérez del Pulgar, y su legendaria incursión nocturna del 17 de diciembre de 1490, en Granada. Esta, fue recordada en PATENTE DE CORSO, en El Semanal del 4 de marzo de 2007.
Alli leiamos lo siguiente: “En aquel tiempo difícil, cuando el diálogo de civilizaciones se hacía al filo de una espada, Pérez del Pulgar era bravo entre los bravos, hasta el punto de que se decía que sus escuderos, gente rústica y fiel hasta la muerte, llevaban «la cabeza sujeta sólo con alfileres». Quince de ellos lo probaron acompañándolo en la más audaz y espectacular incursión bélica –hoy diríamos acción de comandos– que registra la historia de España. Observemos la escena: cerco de Granada, noche sin luna. Unas sombras silenciosas moviéndose bajo la muralla. Tras planificarlo hasta el último detalle, Pérez del Pulgar y sus escuderos, equipados con ropas negras y armas ligeras se acercan a la ciudad.
Y mientras nueve se quedan guardando los caballos y cubriendo la retirada, su jefe y otros seis se cuelan por el cauce del Darro, acero en mano y el agua por la cintura. Después, guiados por uno de ellos –Pedro Pulgar, moro converso–, callejean a oscuras hasta la mezquita mayor, hoy catedral de Granada. Y allí, en la puerta y con su propia daga, Pérez del Pulgar clava un cartel donde, junto a las palabras «Ave María», dice tomar posesión de ese lugar para la religión católica, en nombre de sus reyes, y por sus cojones.
Tras semejante chulería, los incursores encienden un hacha de cera; y, clavándola en el suelo a fin de que ilumine bien el cartel, rezan de rodillas antes de buscar la Alcaicería para incendiarla. Pero Tristán de Montemayor, el encargado de la cuerda alquitranada para el fuego, la ha olvidado en la mezquita. Cabreadísimo, Pérez del Pulgar lamenta que le haya «turbado el mayor hecho que se hubiera oído», y sacude a Montemayor una cuchillada en la cabeza, mortal si no se interponen los compañeros. Uno de ellos, Diego de Baena, se ofrece a regresar en busca de la mecha, y Pérez del Pulgar le promete, si salen vivos de allí, una yunta de dos bueyes por echarle esos huevos. Pero la suerte se acaba: de vuelta con la lumbre, Baena se da de boca con un centinela moro, al que endiña unas puñaladas antes de poner pies en polvorosa.
Entonces se lía el pifostio: gritos del centinela, luces en las ventanas, alarma, alarma. Etcétera. Con toda Granada despierta, el grupo corre a oscuras hacia la muralla. Junto al río, uno de ellos, Jerónimo de Aguilera, cae atrapado en un foso. El compromiso es «no dejar atrás prenda viva», y todos son profesionales: Aguilera pide a sus compañeros que lo maten, pues no quiere caer en manos de los moros. Pérez del Pulgar le tira una lanzada, pero yerra el blanco en la oscuridad. Al fin, como en las películas, con los enemigos encima, logran liberarlo y salir todos por el río, subir a los caballos y largarse al galope, mientras en la ciudad se monta un carajal del demonio y al rey Boabdil, despierto con el escándalo, le dan la noche. "
Bueno, ya me contareis si es o no una buena historia. No voy a entrar en si tal accion belica de comandos es o no absurda o gratuita, porque creo que estamos demasiado alejados de su contexto, pero lo que si me gustaria comentar es que en la España de hoy se necesitan mas que nunca hombres con dos cojones que no tiemblen ante la responsabilidad de llevar a España mas arriba de donde se encuentra, que no se pierdan en debates absurdos contra la oposicion, sino que hagan lo que saben que tienen que hacer, y hacerlo no pensando en llenar su bolsillo, sino el de los demas. Al menos, yo asi lo creo

21/4/07

Cine

Puede que esto resulte un tanto sensacionalista, y muy oportunista, pero es que ultimamente aparece en todos los medios, y me gustaria hacer una anotacion al respecto de lo que he visto en algunas cadenas de television. Por favor, que nadie intente explicar la locura natural de este estudiante de la foto que recientemente ha cometido una estupidez:

relacionandolo con una ficcion cinematografica creada por un actor profesional para una pelicula como es esta:

Creo que ya hemos superado la confusion cartesiana del sueño con la vigilia, asique seguir contribuyendo a la paranoia de algunos esquizofrenicos (y pido perdon por el simil a los verdaderos enfermos de esquizofrenia, ellos no tienen la culpa) en su lucha contra el cine, los comics o los videojuegos violentos. Ya basta de mirar para otro lado, de buscar falsos culpables para todas nuestros errores, vamos a empezar a llamar a las cosas por su nombre.

19/4/07

Cuento

No se si sera cierto lo que escribio Mariló Montero hace un tiempo ya, en Granada Hoy, pero de ser asi, es para indignarse. Yo os lo pongo tan cual, lo leeis y ya me contareis.
"Un grupo de colegios británicos decidió organizar un festival de teatro infantil. Todos los centros acordaron que fuera un clásico entrañable: Los Tres cerditos. Pero uno de los sesenta y tres colegios reunidos, el anglicano Huddersfield Town, sugirió que la palabra “cerdito” podría ofender a la comunidad musulmana, así que los centenarios protagonistas de Jacobs se convirtieron en “cachorritos”. Los tres cerditos travestidos en Los Tres cachorritos. No es el único cuento traducido al lenguaje políticamente correcto.
Atentos a la nueva Caperucita Roja. Dice así: “Un día, su madre le pidió que llevase una cesta con fruta fresca y agua mineral a casa de su abuela, pero no porque lo considerara una labor propia de mujeres, sino porque ello representa un acto generoso”. Sigue la descripción del tenebroso bosque: “Caperucita poseía la suficiente confianza en su incipiente sexualidad como para evitar verse intimidada por una imaginería tan obviamente freudiana”. Ahora viene cuando el lobo le pregunta qué lleva en la cesta: “Un saludable tentempié para mi abuela, quien, sin duda alguna, es perfectamente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que es”.
Y cuando el lobo advierte a Caperucita del peligro de que vaya sola, ella responde: “Encuentro esta conversación sexista y en extremo insultante, pero haré caso omiso de ella debido a su tradicional condición de proscrito social”. Ya el lobo se ha comido a la abuelita e, “inmune a las rígidas nociones tradicionales de lo masculino y lo femenino, se puso el camisón”. Después de la conversación con el travestido encamado, Caperucita le advierte que en la cestita le ha traído “algunas chucherías bajas en calorías y en sodio”. El lobo se dispone a devorarlas. Y ahí es cuando Caperucita gritó, “no como resultado de la aparente tendencia del lobo hacia el travestismo, sino por la deliberada invasión que había realizado de su espacio personal”.
No falta, claro, el leñador, “un operario de la industria maderera o técnico en combustibles vegetales” que coge un hacha para salvar a la pequeña. ¿Y qué se creen que le dice Caperucita?: “¿Cómo se atreve a dar por hecho que las mujeres y los lobos no son capaces de resolver sus propias diferencias sin la ayuda de un hombre? Sexista. Racista”. Salta la abuela de la barriga del lobo, le roba el hacha al atónito operario maderero y le corta la cabeza.
Esta es la versión hilarante de la serie de Cuentos infantiles políticamente correctos escritos por el comediante y escritor americano James Finn Garner, donde Caperucita, la abuela y el lobo deciden vivir en una comunidad basada en el respeto mutuo. Y colorín colorado, este cuento ni lo sueñen que ha acabado."

16/4/07

Conflictos

14/4/07

Casa

“Estoy a favor de los minipisos porque hay que hacer viviendas que se puedan pagar”, este es el titular de El Pais. com a una entrevista a Fernando Martin, presidente del grupo Martinsa y expresidente del Real Madrid, y lo hace justificandose en que hay una nueva clientela que son los separados, los divorciados, los viudos, con una enorme demanda de vivienda pequeña. Pues claro hombre, como tenemos que hacer casas que la gente puede pagar, para que vamos a dejar de hacernos ricos nosotros bajando el coste de la vivienda, cuando lo que podemos reducir es la habitabilidad de esa casa. Como dirian Los Suaves: Esa casa es una casa, pero esa casa no es un hogar.
Ademas, resulta que a este tipo, que se ha hecho rico con eso del ladrillazo, le molesta que le llamen rico. Pues machote, si no te gusta que te llamen rico, ¿porque no empiezas a construir y vender casas de mas de 60 M2 a precio de coste y no abusivo como todos?, y entonces te podremos llamar filántropo, pero como de momento te dedicas a enriquecerte a costa de las ilusiones y la salud de los demás, lo mejor que te podemos llamar es nuevo rico del ladrillazo.
Mi pueblo es uno de los que aparecieron en la famosa lista negra de 20 Minutos sobre los alcaldes investigados por corrupciones urbanisticas, y por eso conozco bien ese negocio, el de comprar un pisucho de mala muerte por 30 millones de pesetas y revenderlo en dos meses por 40. Si esto se hiciese con Alemanes o Ingleses jubilados que se lo pueden permitir, pues estupendo, lo problemático, es que ademas se ha pretendido hacer con amigos mios, trabajadores asalariados que han pretendido lograr esa utopia que supone la independencia. Luego nos extrañamos de que los jóvenes no se marchen de casa hsta los 30 años. A ver quien puede afrontar una hipoteca de 500 euros con un sueldo de 800 (y esto siendo generoso).

12/4/07

Muerte

"Es el espectáculo de la necrófila España de fanfarria y estandarte, postrada ante una religión que sólo entiende la vida a través de la muerte. Vivir para morir, morir para vivir". Hace unos dias leia esto en el blog de Beauséant. Esta reflexion sobre la Semana Santa me ha recordado algo que escribi hace tiempo para la facultad: En Ideología de la muerte, Marcuse se sorprende de cómo la noción de la muerte como necesidad no solo biológica, sino también ontológica ha perneado la filosofía occidental. Es sorprendente porque elevar un hecho biológico a la dignidad de una esencia ontológica se contradice con una filosofía que tiene como objetivo la distinción entre hechos naturales y esenciales, enseñando a trascender los primeros. Esta muerte como categoría ontológica es más bien la conciencia del fin, parte integral de la existencia humana individual. La aceptación consciente de la muerte era considerada como el símbolo de libertad, de modo que la muerte confiere autenticidad a la existencia humana al ser su negación un límite no superado a la pura vida animal.

Desde el principio al fin, la filosofía ha desterrado de si este extraño masoquismo, desde el momento en que la exaltación de la muerte propia implica también la exaltación de la muerte del otro. El Sócrates platónico saluda a la muerte como el principio de la vida, la autoridad que le abre las puertas de la verdadera vida y sus verdugos, no tienen en absoluto conciencia de su crimen. Pudiera ser que Sócrates nos este susurrando el secreto de la indisoluble conexión entre la muerte y la carencia de libertad. Para Platón, la verdadera vida exige que nuestra existencia se vea libre de la vida inauténtica. La inversión de valores es total: estamos en un mundo de sombras. Con la desvalorización del cuerpo, la vida material ya no es la verdadera vida. El progreso de la verdad depende de la lucha contra la sensualidad, el deseo y el placer: alineación de la libertad del placer. La felicidad es redefinida en términos de abnegación y de renuncia. Esta tradición concluye con la interpretación que hace Heidegger de la existencia humana en términos de anticipación de la muerte.

Los esfuerzos científicos y técnicos de la civilización avanzada que prolongan la vida y alivian el dolor se han frustrado tanto por parte de la sociedad como por parte del individuo. La muerte es la necesaria vía de acceso a la verdadera vida porque la vida efectiva del hombre es esencialmente irreal, incapaz de existir en la verdad. La muerte puede hacerse acaecer como un hecho natural. Solo adquirió función liberadora cuando la doctrina cristiana se solapó con las opresivas e injustas instituciones existentes. El hombre parece inclinarse frente a lo inevitable sin estar verdaderamente convencido de que sea inevitable. La breve e incalculable duración de la vida nos constriñe a la renuncia constante, al esfuerzo y al sacrificio para el futuro. Tanto el miedo a la muerte como la represión de la aceptación de ésta como necesidad constituyen factores de cohesión en la organización de la sociedad. La civilización existente funciona mediante la privación de la libertad, y la muerte hará libre al hombre.

10/4/07

Pieles