11/2/10

Puta Endesa

Vamos a ponernos en situación. El pasado 3 de Septiembre de 2008 (ya ha llovido desde entonces, nunca mejor dicho) hay un incidente en mi calle con una arqueta de la susodicha compañía eléctrica. La casa mas próxima al incidente es la mía, y a consecuencia del mismo se ven afectados varios de mis aparatos eléctricos. Viendo la incidencia, yo, como buen ciudadano, decido llamar a un 902 para avisar de la incidencia a los encargados de subsanarla. Cuando vienen, hago saber de los desperfectos al operario de turno para que lo haga constar en su parte de trabajo. El me dice que no hay ningún problema. Ahí queda todo.

Tiempo después, yo, con mis presupuestos de daños formalizados por el establecimiento al que los adquirí, voy muy educadamente ha hacer una reclamación de daños a la empresa encargada de mi suministro eléctrico. Allí, para empezar, el encargado de atenderme es un patán inepto, más preocupado por atender a sus conversaciones al Messenger que a los clientes que habían pasado delante mía (hecho que había estado observando durante el largo rato que estuve esperando mi turno). Cuando llego a la mesa, le advierto de que haga el favor de cumplir con su trabajo y me atienda como considero que me merezco. Él, lo que hace cuando le comunico lo que vengo a hacer, es pasarle el marrón a su compañera. Después de esperar a que su compañera quedara libre, por fin consigo hacer una reclamación formal de daños. Ahí queda todo.

Unos cuantos meses después recibo la respuesta de Puta Endesa. En la carta, después de saludarme muy atenta y cordialmente, me dicen que una vez estudiado el incidente (La arqueta próxima a mi casa explotó literalmente por los aires ocasionando el incendio de la misma y provocando una gran humareda, y como consecuencia de eso hubo una gran subida de tensión que dejó “fritos” televisiones y aires acondicionados), los expertos seleccionados por ellos habían llegado a la conclusión de que la culpa de que se rompieran era mía, que a la hora de comprarlos no le había dicho al dependiente de la tienda que me los diera preparados para soportar la explosión de la arqueta de sevillana que hay próxima a mi casa. Indignado ante tal respuesta, decido ir a ver a mi patán inepto trabajador de Puta Endesa favorito, y después de volver a endiñarle el marrón a su compañera, ésta solo puede decirme que lo único que puede hacer por mi es volver a poner una reclamación. Ahí queda todo.

Vuelvo a casa, pero sigo indignado. El cabreo se va incrementando y decido que ahí no va a quedar todo, así que voy a la oficina de Atención al Consumidor. Allí muy atentamente me ayudan a volver a poner la reclamación a Puta Endesa, pero esta vez con la Junta de Andalucía como mediadora en el conflicto. Vuelvo a casa y no tengo ninguna respuesta hasta la semana pasada, en que se ponen en contacto conmigo para establecer la vista de mi juicio contra Puta Endesa en Sevilla el pasado viernes. Aquí es donde ya lo mando todo a tomar por culo. Esto es lo que me faltaba. Si mi reclamación está hecha en Almería, ¿Por qué tengo que ir a Sevilla? ¿A caso se creen que a mi me sobra el dinero para pagarle a un abogado todos los numerosos costes de dicho proceso judicial? Decido no ir, porque con la mitad de lo que me hubiera costado, arreglo yo mis electrodomésticos. Está mal hecho, lo sé, pero estoy demasiado cansado para seguir luchando contra viento y marea. Donde cojones esta la igualdad ante la ley de la que presumen los tontolavas de nuestros políticos. Me meo yo en eso, porque aquí de lo que se trata es que el pez grande se coma al chico con el sabido consentimiento de las instituciones públicas encargadas de mirar hacia otro lado cuando los poderosos cometen los abusos. ¿Cómo cojones quieren que hagan efectivos mis derechos cuando estos son menoscabados por los encargados de hacer que se cumplan?