25/8/08

Exterminador

“Soy egocéntrico, dicen, y lo reconozco. Sólo pienso en mí, no hago más que quejarme, sin pensar en que los demás también sufren... Pues si también sufren y quieren acabar con esa agonía, ¿qué coño estamos haciendo?, ¿por qué no nos ponemos de acuerdo y lo cambiamos todo? o mejor, ¿por qué no nos ponemos de acuerdo y nos auto exterminamos todos?”. Permítanseme las palabras de Cioran como una manera cualquiera de comenzar a halaros de un tema que sin perder en ningún momento su tono de comedia, considero podría alcanzar el grado de solución a muchos problemas de la sociedad actual

En muchas ocasiones se suele decir que una generación no tiene la culpa de nacer en unas circunstancias que la superaron. Un caso muy claro se puede encontrar en La Historia de Julián. Memorias de heroína y delincuencia, un libro resultado del trabajo de campo del antropólogo de la Universidad de Granada, Juan Gamella, y en el que se narra el caso concreto de uno de los muchos jóvenes del extrarradio madrileño de finales de los años 70, que fueron victima de las drogas.

Creo que a principios del siglo XIX esta ocurriendo algo parecido. Por supuesto que no es tan grave, de momento, ni mucho menos es comparable, pero, que me dicen de la generación de quinceañeros que ha crecido con Operación Triunfo y Gran Hermano, jugando a Play Station. Es por eso, que en ocasiones, un buen amigo, cuando escucha a alguien de esa generación hacer cualquier afirmación absurda dotada de un carácter cuasi trascendental por el individuo que la impropera, se acerca a mi muy serio y me dice: “Ojala, Alter Ego, nos dieran permiso para poder erradicar a ese individuo. Si es que encima de todo le haríamos un favor a si mismo, porque esta sufriendo y el no lo sabe, necesita que alguien lo libere”

A mi también me gustaría ejercer el papel de liberador. Lamentablemente creo que no seria el mas idóneo, porque yo disfrutaría una barbaridad, mas de lo sanamente aceptable para un hipotético cargo de esa magnitud. Yo se lo daría a mi amigo Pensamiento Ciclista, porque creo que es un tipo muy serio y responsable de su trabajo, así que si se tratara de eso, estoy seguro de su eficacia. Por supuesto, yo haría tráfico de influencias para que me permitiera la “liberación” de unos cuantos pecadores.

17/8/08

Respeto

Últimamente no paro de escuchar la palabra respeto, y no siempre me queda absoluta y terminantemente claro el significado al que se refieren. Según la Real Academia de la Lengua Española, que recordemos, limpia, fija y da esplendor, el respeto es (Del lat. respectus, atención, consideración). 1. m. Veneración, acatamiento que se hace a alguien. 2. m. Miramiento, consideración, deferencia.

Hasta aquí todo clarísimo, casi cristalino, o al menos en cuanto a lo que de teoría se refiere, por que con respecto al respeto y permítaseme el juego de palabras que acabo de usar, señores, el respeto es algo que se aleja de mi concepto de claridad y se acerca mas al de la ambigüedad. Para ir entendiéndonos, es una de esas palabras que la gente lanza casi como si se tratara de un arma arrojadiza, como si se tratara de la baza definitiva que permite la victoria dialéctica.

Creo que el respeto ha de ser algo mas serio de todo esto, porque si no vamos a llegar a ningún sitio. En primer lugar nos encontramos con la persona que antes de nada te pide respeto, y a la menos señal de contrariedad salta con un: no estas respetando mi opinión; no respetas mi forma de vida; yo te respeto a ti y tú me respetas a mi; etc. Hasta aquí, amén. Pero muy querido señor mío, ese quid pro quo que usted me vende es mentira, es una mera ilusión que solo usted es capaz de ver

En estos momentos me viene a la cabeza una canción del magnifico Rosendo Mercado en que viene a decir que no hay que confundir marginación con no me dan lo que merezco. Sabias palabras, señores. Para pedir respeto, hemos de empezar por tenerlo nosotros mismos, tanto con nosotros mismos como con los demás, es la tan enseñada como olvidad enseñanza cristiana de pregonar con el ejemplo. Si no nos respetamos a nosotros mismos como personas, seremos incapaces de respetar a los demás, y en lugar de respetar, lo que haremos será otra cosa que a mi me gusta llamar capotear.

Finalmente, me gustaría apuntar algo sobre esos autodeclarados mártires de una sociedad que no los comprenden, o al menos eso creen ellos. Me refiero a ese tipo de personas que justifican sus actos mediante el respeto. Se me vienen a la cabeza las líneas de grandes filósofos como Habermas, pero voy a usar de Savater: En el mundo de las opiniones no es posible el todo vale, todas se respetan, pero ese respeto se ha de hacer en una justificación argumentativa, y entonces, ya veremos si es digna de respeto. Lo siento por Enrique Dussel, pero el pobre, por ser pobre, no siempre va a tener la razón