5/11/06

Quijotesco

Una vez dijo un profesor que “El Quijote no es un libro de filosofía, pero hay mucha filosofía implícita y difusa en él”. En ese momento no supe el alcance de aquellas palabras, y puede que tampoco hoy las entienda del todo, pero de una cosa estoy seguro: Si han existido artistas capaces de entender la locura y expresarla con toda viveza en sus obras, esas han sido el pintor Goya, y el escritor Cervantes. Muchas veces me han acusado de ser un loco, o de acabar siéndolo si sigo estudiando Filosofía. Hoy me voy a defender. Quiero acabar con esa concepción peyorativa del loco, porque el loco no es ni más ni menos inteligente que el cuerdo, lo único que pasa es que el loco tiene una verdad diferente a la del cuerdo, y eso hace que el cuerdo abandone la seguridad de sus creencias, que por generales, confunde con verdaderas. Lo que se denomina 'enfermedades mentales' son los comportamientos de individuos que nos perturban. Es por eso, por lo que a lo largo de la historia muchos grandes intelectuales se han perdido en centros de rehabilitación mental, porque a esos locos ya no se les podía dejar en la calle a sus anchas, porque ya no son inofensivos y ahora resultan menos graciosos, por lo que es necesario encontrarlos y reeducarlos en una razón cultural, la locura abunda dentro y fuera de los manicómios. La desgracia de los locos, la interminable desgracia de su silencio, es que sus mejores portavoces son aquellos que los traicionan mejor, es decir, se ha pasado uno ya al enemigo y del lado del orden, incluso si, en el orden, se bate uno contra el orden y si se lo pone en cuestión en su origen. No hay caballo de Troya del que no dé razón la Razón. El diagnostico de locura ha sido, y sigue siendo, un medio para desembarazarse de los que molestan. Pues soy un loco.

4 comentarios:

Mayendar dijo...

Y a los que no los encierran los aislan y se encargan de que nadie los oiga.

Uno más dijo...

Me ha encantado el post, que razón llevas. Y es cierto eso de a quien no lo encierran lo aislan, nada más que decir, ya lo habeis dicho todo. Un saludo.

Isthar dijo...

Me alegra ver que no te rindes como otros acabamos haciendo en el estudio de la Filosofía. Diré en mi defensa que estaba muy enferma entonces y que eso no contribuyó demasiado a mis posibilidades, así que me vi privada de una de las carreras que siempre deseé estudiar. Sigue adelante si te gusta, que no te digan lo que vale o no la pena :)

¿Locura? A los incomprendidos siempre nos han llamado locos. La ignorancia, que tiene las manos muy largas y la lengua muy suelta.

Aquí otra aférrima defensora de la locura, quizá porque siempre lo he sido y no me averguenza reconocerlo en voz alta :)

Un abrazo muy fuerteeeeeeeeeee

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo. Pero además también existe la locura. Aclaro porque me parece que a veces se hace una conmutativa chunga y resulta que los locos lo único que son es unos incomprendidos. Yo no sé mucho del tema (no soy siquiatra), pero me parece que ser un incomprendido y ser un loco no es lo mismo, aunque a veces a los incomprendidos, apartados, excluidos, diferentes o raros se les tache de locos. Creo defender la locura en estos términos es darle la razón a esos que equiparan todas esas cosas al aceptar su forma de significar "locura". ¿No?

Por si no me explico, que defender la locura es como defender mmm, qué te digo yo, la depresión.

Saludos (y ya que me ha gustado tu blog, te voy a agregar a mis links para echarte un ojo en vez en cuando).