12/4/07

Muerte

"Es el espectáculo de la necrófila España de fanfarria y estandarte, postrada ante una religión que sólo entiende la vida a través de la muerte. Vivir para morir, morir para vivir". Hace unos dias leia esto en el blog de Beauséant. Esta reflexion sobre la Semana Santa me ha recordado algo que escribi hace tiempo para la facultad: En Ideología de la muerte, Marcuse se sorprende de cómo la noción de la muerte como necesidad no solo biológica, sino también ontológica ha perneado la filosofía occidental. Es sorprendente porque elevar un hecho biológico a la dignidad de una esencia ontológica se contradice con una filosofía que tiene como objetivo la distinción entre hechos naturales y esenciales, enseñando a trascender los primeros. Esta muerte como categoría ontológica es más bien la conciencia del fin, parte integral de la existencia humana individual. La aceptación consciente de la muerte era considerada como el símbolo de libertad, de modo que la muerte confiere autenticidad a la existencia humana al ser su negación un límite no superado a la pura vida animal.

Desde el principio al fin, la filosofía ha desterrado de si este extraño masoquismo, desde el momento en que la exaltación de la muerte propia implica también la exaltación de la muerte del otro. El Sócrates platónico saluda a la muerte como el principio de la vida, la autoridad que le abre las puertas de la verdadera vida y sus verdugos, no tienen en absoluto conciencia de su crimen. Pudiera ser que Sócrates nos este susurrando el secreto de la indisoluble conexión entre la muerte y la carencia de libertad. Para Platón, la verdadera vida exige que nuestra existencia se vea libre de la vida inauténtica. La inversión de valores es total: estamos en un mundo de sombras. Con la desvalorización del cuerpo, la vida material ya no es la verdadera vida. El progreso de la verdad depende de la lucha contra la sensualidad, el deseo y el placer: alineación de la libertad del placer. La felicidad es redefinida en términos de abnegación y de renuncia. Esta tradición concluye con la interpretación que hace Heidegger de la existencia humana en términos de anticipación de la muerte.

Los esfuerzos científicos y técnicos de la civilización avanzada que prolongan la vida y alivian el dolor se han frustrado tanto por parte de la sociedad como por parte del individuo. La muerte es la necesaria vía de acceso a la verdadera vida porque la vida efectiva del hombre es esencialmente irreal, incapaz de existir en la verdad. La muerte puede hacerse acaecer como un hecho natural. Solo adquirió función liberadora cuando la doctrina cristiana se solapó con las opresivas e injustas instituciones existentes. El hombre parece inclinarse frente a lo inevitable sin estar verdaderamente convencido de que sea inevitable. La breve e incalculable duración de la vida nos constriñe a la renuncia constante, al esfuerzo y al sacrificio para el futuro. Tanto el miedo a la muerte como la represión de la aceptación de ésta como necesidad constituyen factores de cohesión en la organización de la sociedad. La civilización existente funciona mediante la privación de la libertad, y la muerte hará libre al hombre.

8 comentarios:

VITOCHAS dijo...

Señor, primero debo felicitarte porque este es un excelente texto; muy puntual en lo abordas.

No obstante, disiento de algunos de tus puntos de vista acerca de la negación del carácter ontológico de la muerte.

Precisamente a partir de la conciencia de la finitud de la materia surgen las primeras explicaciones -fantasmagóricas y lo que se quiera, pero explicaciones al fin; es decir, esfuerzos de la mente humana por dotar de significado lo que en principio aparece como contingente inexplicable- y escatologías que sentaran los reales para el posterior desarrollo de la filosofía.

Nada menos que los mitos guardan una estrecha relación con la conciencia de la muerte, y no es fortuito que tanto la religión como la filosofía compartan como fondo común los metarelatos míticos.

Respecto a la idea de la celebración de la muerte y la relación con la Pascua cristiana, es muy lógico que se obtenga una conclusión apresurada acerca de la teología y la hierofanía cristiana, particularmente a partir de la aparentemente contradictoria idea de la muerte como paso necesario para la vida eterna.

Pablo de Tarso es quizá quien mejor explica la relación que existe entre la muerte y la vida eterna por medio de la salvación. Se muere a la vida de pecado, para resucitar a la vida eterna por medio de la oblación de Cristo.

Incluso el símbolo de la cruz ha sido interpretado como un símbolo de muerte. Sin embargo habría que contextualizarlo en la propia tradición semita; pues la cruz está de madera, y la madera sale del árbol, y el árbol es el símbolo de la vida.

Al morir Cristo en una cruz para salvación de los hombres, esta pasó de ser un símbolo de muerte a un símbolo de vida.

En fin, son temas muy interesante, pero no quisiera aprovecharme del espacio que gentilmente nos ofreces a quienes te leemos, para comentar tus post. Así que ya no diré más; aunque tampoco quisiera que quede la imagen de una interpretación -la mía- religiosa. Lo que suecede es que filosofía y teología suelen acoplarse muy bien.

Un saludo

Anónimo dijo...

Intenso paseo por las ideas de la muerte; suceso insondable y como tal, inexplicable - nos guste o no.
La finitud es tan dolorosa para el ego como el límite del conocimiento, como la imposibilidad de alcanzar respuestas a través de la experimentación. Más aún si nos enredamos con el concepto de "alma", por ejemplo, que suponemos orgullosamente nos distingue del resto de las formas de vida. La existencia o no del alma conlleva efectos más allá de lo que muchos están dispuestos a mirar con detalle, menos aún, someter a cuestionamientos.
La muerte es un acontecimiento tan definitivo, tan determinante, que parece exigir ideas, respuestas, creencias absolutas. Pareciera que no hay nada peor que una vida o una muerte sin sentido, sin un significado. Será por eso que cada vez que asesinamos una vida para ofrecer un sacrificio ritual, nos liberamos de la culpa de matar y quedar impunes? No sé. Es sólo una pregunta que me planteo.
La frase con la que cierras el post me causa estupor. Es una conclusión que se equilibra demasiado precariamente entre una total aceptación de la Vida y sus posibilidades y el más profundo rechazo, des-respeto y completo abandono de la "realidad" - tu lo dices muy claramente: "La muerte es la necesaria vía de acceso a la verdadera vida porque la vida efectiva del hombre es esencialmente irreal, incapaz de existir en la verdad." Si bien esto puede ser una verdad profunda, no deja de ser también algo insoportable para la gran mayoría.
El peligro "real" de este tipo de pensamientos (bastante clásico por lo demás) es la anulación del valor de la vida, y si la vida pierde su valor, nada nos detiene de destruirla.

sb dijo...

madre, mira que yo intentaba explicar algo así con ese texto, pero me temo que mi pluma es un poco más torpe, y lo deje en dos líneas ;) gracias por la ampliación.

Isabel Burriel dijo...

Me ha gustado la filosofada, como dices. Por un momento me he visto sentada en mi clase de COU (cuantos años) de filosofía, con aquellas ideas que nos contaba el profesor que siempre me parecieron apasionantes.

El Capitan Creencia dijo...

Cuanto tiempo sin saber nada de ti, y cuando lo hago me llevo una sorpresa, como se nota que has aprendido de los grandes

Anónimo dijo...

Te pasas el día copiando textos de otros sin hacerles referencia.

Ver:
http://www.enfocarte.com/2.16/filosofia.html

Lo has copiado de principio a fin, me extrañaba que pusieras tildes. Hay que joderse.

Alter Ego dijo...

Anonimo, claro que copio cosas de otro lado, y por eso hago referencias a donde las he cogido (la mayoria del periodico 20 minutos), asique demuestras que no tienes nada mas que ganas de tocar los huevos. Este texto esta copiado del resumen que hice para una practica de la universidad, si hubiera conocido ese enlace, no me habria dado esa pecha de transcribir a ordenador, yo lo resumi del articulo en papel. Lo de las tildes es de chiste, porque ademas, yo escribo las entradas en Word, y siempre aparecen tildes. Gracias por tu inconstructiva visita

Anónimo dijo...

"la conciencia del fin, parte integral de la existencia humana individual"

Lo curioso es que cuando "ella" llega, nosotros ya no estamos. No puedo decir : estoy muerto. Entonces, para mi conciencia, siempre estaré vivo. No puedo tener recuerdos de antes de existir y tampoco tendré conciencia de mi propia muerte.